
Llegaba puntual a las 3:00 de la tarde, sin ni un minuto más, sin ni un minuto menos. Tú ya me esperabas hace más de media hora en el andén hacia Vicente Valdés del metro Irarrázaval. Mientras bajaba corriendo las escaleras tu mirabas el mapa de Santiago que correspondía a la zona de la cuidad donde estábamos. Yo iba escuchando a Adriana Varela, tú una cumbia villera.
En el metro yo iba pensando en que me dolía el dedo que me había apretado en la ventana el día anterior; tú estabas en cualquier parte, supongo.
Esperábamos la micro, la E-05 que nunca pasó.Caminando hacia el museo me decías que no tenías idea de dónde estábamos parados, yo te dije que tampoco sabía.Yo ya no tenía ganas de ir al baño, de esas ganas que me dan cuando estoy nerviosa; creo que era por no saber dónde estábamos, aunque sabía que llegaríamos.
Cuando por fin llegamos se que los dos pensamos en cómo entrar sin que nos cobraran la entrada hasta que ya estábamos con nuestros cuatro piés en el museo... y habíamos pagado.
Frente a un acuario yo alegaba y volvía a alegar que el pez Morena no era moreno, tú no encontrabas al pez Morena.
Me decías que querías cambiar tu forma de ser, yo te miraba con ojos de "voy a estar contigo siempre", me decías que estabas preocupado, yo te volvía a mirar con ojos de "voy a estar contigo siempre".
Te quería sacar una foto junto a los peces del acuario que tenía más peces, tú no quisiste, tomaste la cámara y me sacaste la foto junto a los peces que yo quería sacarte antes.
También ví al pez más bonito del mundo, era azul y brillaban sus lunares tornasoles, empezamos a buscar cómo se llamaba por todo el segundo piso del Acuario, hasta que tú lo encontraste: Pez Ballesta, aunque yo todavía creo que era más bien un Pez Ballesta Azul. Yo te pedía que me lo regalaras, que lo sacaras de ese acuario con luces feas, yo sabía que no lo podías sacar, aún así te decía de nuevo "sácalo", tú me mirabas con ojos de corazón como diciéndome "loca...".
Tú alegabas que no podíamos subir al tercer piso, donde estaban los barcos a escala, yo alegaba contra la Armada de Chile.
En el patio mirábamos por los agujeros del estanque a las mantas y los peces planos que eran grises, yo te decía que me daban ganas de meterme y nadar ahí, tú me decías lo mismo; pero yo te decía que me daba miedo tocar a los peces porque son esponjosos y húmedos, tú te reíste.
Fuimos a ver de nuevo al pez que te gustaba, uno negro con amarillo bien grande y con bigotes largos. En ese acuario habían tres peces, el que te gustaba a tí que chocaba con el espejo y movía aún más los bigotes, otro rosado con escamas fucsias que abría la boca como queríendome atacar y otro gris, grande también igual que los otros dos, ese miraba no más.
Nos fuimos a fumar un cigarro al sol mirando a los niños que jugaban en las tiras de colores que habían en el jardín, ibamos a ir al otro acuario, el del Parque O'Higgins; pero al llegar al metro yo ya estaba muy cansada, tenía (mucha) sed y se me asomaba una jaqueca.
Ibamos sentados en el suelo del metro linea 4 y yo ponía mi cabeza en tu hombro, así llegamos a mi casa. Tirados en mi cama, la falta de azúcar hizo que recordara todas las tardes cuando era muy pequeña, mi mamá trabajaba y yo me quedaba donde mi madrina, la que me daba Criollitas, galletas de Champagne, lolys de chocolate, etc... y de un salto te dije que fueramos a comprar algo para comer, eran las seis de la tarde. Llegamos al Ekono planificando una escapada a la playa. Yo no decidía cual era mi antojo, tú me señalabas los chocolates más caros y yo te decía que no porque eran muy caros. Al final por la caja pasó: cinco ayuyas, 1 paquete de galletas Frac de chocolate y 1 Bon o Bom.
Entre café con galletas descubriste que ese día cumplíamos siete meses, yo me quedé sorprendida de no haberlo sabido antes, después te dije que entrábamos al mes de la felicidad, tú escuchabas todo mi discurso de la buena suerte (aunque ni yo me lo creía) y me mirabas con ojos de "no quiero perderte".
Cuando ya hacía mucho frío y tu veías un programa en la tele, un programa feo de esos que dan a esa hora, yo abajo del plumón abrazada a tí pensaba en lo mucho que te amo, tú dándote vuelta hacia mí seguro que pensabas en lo mucho que me amas.
4 comentarios:
oye pablacomentame y participa en mi encuesta esta delolo
jo jo jo
Son tantas las cosas que se me pasan por la cabeza ahora. Recuerdo cuando fuimos al acurio en Mendoza, los besos en Buenos Aires, los truenos de San Luis, Los cigarros en tu cama, los abrazo tiernos en la mia, tu sonrisa infinita al tomar café, tus pataleos cuando te descuido un segundo, tu certeza palabra que me cae tan bien... tu te amo que es tan fuerte, tan simple, tan humano, que me enamoro más de tí.
Es cierto, no quiero perderte, no quiero que nos salvemos ahora ni nunca...no nos quedemos al borde del camino.
Te amo y es verdad, te amo como nunca e amado ni como nadie podra amarte jamás, porque nadie aun comprende la belleza que encierra el silencio de un beso en la totalidad de cosas que pasan en nuestras vidas. Te amo y esa es mi mejor consigna de guerra, mi mejor forma para decirte que te necesito, que te admiro, que me sorprendes...
Alguna vez dijimos, amemonos. Es la praxis lo importante, el resto da igual..
(L) !!!
Loca, te miro con ojitos de corazon solo para decirte en silencio "no te quiero perder"
Pablita y su blogspot! jajaja estaba esperando a alguien que tuviera y no me acordaba que tu estabas incluida dentro de esta suerte de diario de vida virtual! jajaja en la vola que me fui xD
cuidate pablita y ahora estay en mis "efes" del blog xD cuidateee
chauuuu! te queruuu!
sí me acuerdo de tí =)
gracias.
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